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agosto 8, 2006

Seco de los Olivos

BY: Ricardo Aguilar

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Ayer llegaron los técnicos del ROV para preparar todo el equipo y poder empezar con las investigaciones en las aguas del Macizo de Chella, conocido como Seco de Los Olivos.

El ROV es un Robot submarino que nos permitirá filmar los fondos marinos en profundidades a las que es imposible ir con submarinistas. Nuestra idea es trabajar desde la superficie de esta pequeña montaña marina, que está a unos 70-80 metros, hasta los 240 metros.

El Seco de Los Olivos es un grupo de pequeños picachos de unos 200 metros de altura que en su centro tiene una muela de mayor dimensión, con una cima plana de menos de una milla cuadrada. A partir de aquí cae a una plataforma mayor entre 125 y 200 metros de profundidad, y desde aquí todo el conjunto cae a profundidades de más de 600 metros.

Es conocida la importancia de esta zona para especies como el delfín mular (Tursiops truncatus) o los calderones comunes (Globicephala melas) que se concentran alrededor.

A las 08:00 de la mañana tenemos todo listo y partimos. Llegaremos en unas dos horas, pero dedicaremos algún tiempo a dibujar con la sonda el perfil del lugar. Durante la travesía vemos bastantes especies como salpas (Salpidae), un banco de sardinas, pequeños jurelitos entre los tentáculos de una medusa huevo frito (Cotylorhiza tuberculata), multitud de larvas de peces, una tortuga boba (Caretta caretta) dormitando en superficie, pardelas cenicientas (Calonectris diomedea) dando vuelos rasantes y, como no podía ser de otra manera, un grupo de unos 12 calderones.

A las 11:30 empezamos con el ROV. Durante la primera inmersión vamos a muestrear la parte más superficial para ver que todo funciona bien y que coordinamos todos los trabajos sin problema.

Durante casi tres horas recorremos cerca de una milla de este seco observando la fauna que aquí habita. Nos sorprende la abundancia de maerl y la gran cantidad de corales y gorgonias, sobre todo por la diversidad de especies: Paramuricea clavata, Eunicella verrucosa, Ellisella paraplexauroides, Dendrophylla ramea, Dendrophylla cornigera, y corales negros que creemos del género Antipathes. Peces como los tres colas (Anthias anthias), cabrillas (Serranus cabrilla), pintarrojas (Scyliorhinus canícula)… erizos de hondura (Echinus acutus), estrellas cesta (Astropartus mediterraneus), las curiosas Bonellia viridis y alguna que otra esponja, como las llamadas oreja de elefante (Spongia agaricina) con forma de copa.

Por la tarde, la inmersión será a mayor profundidad. Comenzando en 240 metros subiremos por la ladera hasta los 100 metros. Es un fondo arenoso/detrítico. Enseguida vemos con el radar las múltiples marcas dejadas por los arrastreros en los fondos. Es una zona muy castigada, pero todavía pueden encontrarse, de forma muy dispersa, algunas especies interesantes. Las plumas de mar (como Pennatula rubra o Virgularia mirabilis) aparecen en algunas zonas, pero hay bastantes muertas o tumbada, no muy lejos de la extraña gorgonia (Eunicella filiformis) que es fácilmente confundible con un cable delgado, muchas sepiolas (posiblemente Rossia macrosoma), rubios (Trigloporus lastoviza), anguilas serpiente (Apterichthys caecus), brotolas de fango y de roca (Phycis spp.), chavos (Capros aper), anémonas tubo (Cerianthus sp.), holoturias reales (Stichopus regalis)…

Hemos conseguido mucha información que tendremos que analizar con cuidado. Ahora toca la vuelta a puerto; por desgracia el motor de babor tiene algún problema y no funciona. Esperemos que la reparación sea fácil.