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febrero 13, 2005

Llega el Oceana Ranger. Domingo, 13 de Febrero de 2005

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MarViva IXavier se ha puesto en contacto con la tripulación del Ranger; ya están cerca y probablemente lleguen a Golfito esta misma noche.

La gente de MarViva nos ha ayudado a preparar el viaje a la Isla del Coco. ¿Qué es MarViva? MarViva es una organización creada en 2002 para promover la protección del Corredor Marino de Conservación del Pacífico Este Tropical ( CMAR ), una franja que comprende la Isla del Coco ( Costa Rica ), Isla Coiba ( Panamá ), Isla Malpelo e Isla Gorgona ( Colombia ) y las célebres Islas Galápagos ( Ecuador ), además del Sistema Arrecifal Mesoamericano ( SAM ), que recorre la costa del Pacífico desde Méjico hasta Honduras. Se trata de dos áreas de extraordinario valor. Todas las islas que forman el Corredor Marino de Conservación en el Pacífico pertenecen a la misma formación geológica, una franja de suelo marino elevado con el aspecto de una cordillera de montañas en un mapa topográfico. Debido a las peculiaridades magnéticas de la zona y a las muchas corrientes que allí convergen, el corredor es un destino natural ( y ahora un refugio ) para especies migratorias como el tiburón ( jaquetón, martillo, de las Galápagos y oceánico, entre otros ), el picudo ( pez espada, marlín, pez vela ), atún, tortugas marinas en peligro de extinción ( tortuga laúd, tortuga verde, tortuga olivácea, tortuga boba ) y grandes ballenas amenazadas ( azul y jorobada ). Los arrecifes de coral de algunas de las islas del corredor son de los pocos que existen en el Pacífico Este Tropical.

Los tiburones no son los únicos depredadores atraídos por la riqueza del corredor. La pesca furtiva, especialmente para comerciar con aletas de tiburón, es una amenaza de crecientes proporciones para la vida marina de la zona. El palangre es practicado mayoritariamente por pescadores locales a bordo de barcos con bandera costarricense, pero son los buques más grandes, muchos de ellos de Taiwán, los que reúnen las aletas de tiburón en la mar o en puerto y las envían a Asia, donde se cotizan en el mercado casi al precio del oro. Según el personal de MarViva, los barcos que faenan de forma ilegal en la zona también capturan accidentalmente grandes cantidades de delfines, tortugas marinas y otras especies amenazadas.

Hasta donde yo sé, MarViva es un caso único por sus actividades y por los métodos que utiliza. La organización ha alcanzado un acuerdo con el gobierno de Costa Rica que autoriza a MarViva a transportar en su flota a guardias oficiales de los parques en rutas de patrulla por la Isla del Coco y la Isla Coiba. La flota está compuesta por tres buques salmoneros traídos desde Seattle por el equipo de Xavier en el año 2002; con sus brillantes cascos de aluminio y sus morros planos, diseñados para el uso de redes de enmalle en Alaska, los buques ” Bristol Bay ” parecen tan fuera de lugar en las aguas tropicales de Costa Rica como un oso polar en mitad de la selva, pero hacen su trabajo y lo hacen bien. MarViva sólo lleva dos años trabajando, pero sus esfuerzos ya han comenzado a dar fruto. Michelle Soto, una periodista que colabora con MarViva, afirma que el cambio es evidente:

” En dos años de trabajo hemos conseguido que desaparezcan los ‘ octubres negros ‘ “. Debido a que las especies migratorias llegan a la Isla del Coco en otoño, octubre marcaba tradicionalmente el inicio de la campaña de pesca furtiva. ” Ahora, gracias a MarViva y a los guardias del parque, ya no hay barcos pesqueros en las islas. Antes de 2002 se podían ver hasta 30 pesqueros al mismo tiempo. Los únicos barcos que se ven ahora son los de MarViva, los de los guardacostas y algunos con turistas”. Marviva colabora también con tres barcos de submarinismo que tienen permiso para navegar a Coco.

Michelle también comenta que el problema del comercio con aletas de tiburón se conoce cada vez mejor.

” La gente incluso habla de ello en el autobús. Un día un niño pequeño me llamó y me dijo: ‘ Tengo que hacer un trabajo sobre el comercio con aletas de tiburón. ¿ Me podrías informar ? ‘ Se está empezando a tomar conciencia del problema. “

Un día en las oficinas de MarViva no es fácil de olvidar. Están en una casa grande y bien ventilada, un viejo edificio de una empresa bananera que MarViva rescató del olvido y restauró hasta devolverle su antiguo esplendor. En el interior, con pisos de madera oscura y brillante y ventiladores que dan vueltas sobre las cabezas, puede verse al personal de MarViva en sus camisetas azules, comunicándose por radio con la flota y hablando continuamente con sus compañeros de San José, que están patrocinando una conferencia multinacional sobre propuestas para reducir el comercio con aletas de tiburón en las aguas de América Central. Para Xavier es casi como volver a casa, pero para mí es la oportunidad de ver cómo funciona un proyecto de conservación innovador en un lugar poco frecuente. Creo que todos estamos muy satisfechos de formar parte de una asociación muy prometedora entre Oceana y MarViva.