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agosto 13, 2010

Las primeras inmersiones en el Golfo de México

BY: Xavier Pastor

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© OCEANA / Eduardo Sorensen

 

Esta mañana, a primera hora, hemos utilizado la potente lancha auxiliar del Oceana Latitude, la Longitude para transportar a nuestro grupo de buceadores hasta dos áreas del arrecife para llevar a cabo las primeras inmersiones de la campaña. La primera de ellas ha sido algo decepcionante. La visibilidad era prácticamente nula y los corales y gorgonias estaban cubiertos de una gruesa capa de sedimento proveniente de los Everglades y otras descargas costeras. Como decía Sole Esnaola, esto era como “bucear en leche”. La segunda de las inmersiones, que como la anterior tuvo lugar a unos 20 metros, pero en una zona más alejada de la costa, se produjo en aguas mucho más transparentes y permitió mejores filmaciones y fotografías de ese arrecife tropical. No obstante, está claro que esta zona de los cayos de Florida lleva mucho tiempo sometida a una desproporcionada presión humana, turística y de sobrepesca, que se añaden a las dificultades naturales de turbidez provocadas por las zonas pantanosas cercanas. Si no se toman medidas urgentes y más radicales para proteger esos arrecifes, su degradación irá en aumento hasta su total destrucción, llegue o no hasta aquí el petróleo de BP.

Mientras nos dirigíamos hacia los puntos de inmersión escuchamos por la radio al Artic Sunrise solicitando prácticos. El barco de Greenpeace también llegaba a Key West, un día después del Oceana Latitude. Cuando le divisamos en el horizonte nos desviamos para ir a su encuentro y saludarles, evoluncionando con la lancha junto a ellos. Luego seguimos nuestro camino. En el Artic Sunrise navegan viejos amigos de hace más de dos décadas, como el capitán Pete Wilcox y el científico Paul Horseman. Al entrar en el puerto de Key West, el buque de Greenpeace pasó junto al de Oceana e hizo sonar la bocina como saludo.

Mientras los buceadores trabajaban desde la Longitude, un segundo equipo de Oceana se trasladó al puerto de Key West en otra lancha para atender a los medios de comunicación y comprobar el estado del arrecife en la zona más humanizada, mediante inmersiones en snorkel.

Por último, los restantes miembros de Oceana que quedaban a bordo del Latitude siguieron trabajando en la puesta a punto del robot submarino, el ROV que nos permitirá documentar los fondos mucho más allá de la profundidad máxima a la que pueden llegar los buceadores.

A medianoche levantamos ancla y iniciamos nuestra singladura hacia la parte más interior del Golfo, donde se encuentra la zona de corales más amenazada por el vertido.