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julio 12, 2007

De Cabo de la Nao a Ibiza

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© OCEANA / Juan Cuetos

 

Ayer dedicamos el día a seguir estudiando el fondo marino del área de Cabo de La Nao.

Realizamos un par de inmersiones con los submarinistas entre la Isla de Portixol y el cabo de San Martín. Nuevamente las gorgonias representadas eran la blanca (Eunicella singularis) y la sarmiento (Leptogorgia sarmentosa), muchos nudibranquios, cardenales (Apogon imberbis) con la puesta de huevos en la boca, morenas (Muraena helena), congrios (Conger conger) y otros muchos peces.

En el fondo había Posidonia oceanica, con grandes bancos de salemas (Salpa sarpa).

Con el ROV realizamos solo una inmersión ya que, cuando nos disponíamos a hacer la segunda nos enteramos del hundimiento del mercante “Don Pedro” en Ibiza.

Decidimos recoger todo y salir hacia Denia para cargar combustible y dirigirnos a Baleares.

Sobre las 07:00 de la mañana llegamos a la zona. Lo primero que notamos fue un fuerte olor a combustible y entonces vimos la mancha de fuel, entre la que aparecieron levemente un grupo de delfines mulares (Tursiops truncatus).

Tras enviar cartas a la Capitanía Marítima de Ibiza, a Salvamento Marítimo y a la Conselleria de Medi Ambient de Baleares ofreciéndoles nuestra colaboración, y en especial el robot submarino para analizar el estado del casco, recorrimos la zona afectada por el vertido para comprobar cual era la situación.

La mancha se extendida por varias millas de la costa sudeste de la isla, en especial alrededor del puerto, lugar donde se había hundido el mercante. Gran parte de ella no era muy densa, mientras que en algunas zonas se concentraban manchas de mayor grosor y oscuridad.

Al pasar sobre la zona del accidente, el color amarillo del buque hacía que pudiera vislumbrarse a simple vista en el lecho marino, en un fondo de unos 43 metros de profundidad.

En la zona estaban trabajando un par de pequeñas embarcaciones del Govern Balear recogiendo tanto fuel como podían. Mas al norte, se encontraba el “Clara Campoamor” de Salvamento Marítimo haciendo lo propio, y en ocasiones se veía por la zona una segunda embarcación. Más tarde aparecieron algunas aeronaves sobrevolando la zona e informando a las embarcaciones de limpieza la localización de las manchas más densas.

Nos sorprendió que no hubiera ninguna tipo de balizamiento y que tampoco hubiera apenas barreras anticontaminación. La verdad es que todo daba una impresión de tranquilidad un poco extraña, como si allí no hubiera pasado nada extraordinario.

Los que si parece que se lo toman más en serio son los buzos que han venido a sellar el buque para que no continúe vertiendo fuel al mar, y los que están a “pie de obra” en la bocana del muerto intentando recoger todo lo que pueden.

Al poco rato, las manchas de fuel ya llegaban a la costa y se daban los primeros avisos por radio del cierre de playas.

A razón de lo que hemos visto aquí, si el accidente en lugar de un mercante con 200 toneladas de fuel y gasoil a bordo, hubiera sido de un petrolero con 80.000 toneladas como el Prestige, Ibiza hubiera terminado rebozada de fuel de punta a punta.

Esta es la zona con mayor tráfico marítimo de toda España durante el verano, pero no existen apenas medios para luchar contra vertidos ni para reaccionar ante un accidente. Y lo mismo ocurre en la mayoría del litoral español. Seguimos sin tener sistemas de detección por satélite de vertidos, ni muchas otras cosas necesarias para estar prevenidos. Sin mencionar la “generosidad” a la hora de inspeccionar a los buques que navegan por nuestras aguas, que en otros países no tendrían permisos ni para estar amarrados a puerto.

Tras navegar unas cuantas millas alrededor del área afectada hemos fondeado en espera de contestación, pero 12 horas después todavía estábamos esperando.

Hemos ido a ver las playas, rocas y calas de alrededor, donde se iba amontonando el chapapote y algunos operarios empezaban a limpiar. Vemos los primeros animales petroleados: cormoranes manchados de fuel, cangrejos, barnaclas y algas costeras recubiertos totalmente y los peces nadando entre mancha y mancha. Y según iba pasando el día, nuevas manchas de fuel iban alcanzando la costa.

Por suerte el vertido no ha sido el de un gran petrolero, aunque la contaminación es importante de forma puntual. Pero nos sentimos bastante cabizbajos. Vemos que no se ha aprendido nada, que una tras otra se vuelven a cometer los mismos errores.

A partir de las seis de la tarde, cuando los barcos recreativos que han salido a pasar el día fuera vuelven a puerto, se vive otra situación lamentable: yates pasando por proa, popa y por todos los lados del buque de salvamento Marítimo. Todos a gran velocidad haciendo olas que provocaban que las manchas de fuel saltaran las barreras de contención. Como no hay nada balizado, ni se ha cerrado el puerto, ni se ha habilitado una vía por la que derivar el tráfico marítimo, la entrada de embarcaciones es tan caótica como siempre.

Pero cuando los ánimos de las personas que están limpiando el fuel han empezado a echar chispas ha sido cuando ha llegado a puerto el “Pitiusa Nova” otro buque de ISCOMAR, la naviera del “Don Pedro”, navegando a gran velocidad y generando unas olas que han hecho que del VHF saliera fuego.

Si no fuera por lo trágico del hecho, esto parecería una de esas típicas películas cómicas mediterráneas.

Mañana veremos si las administraciones nos dicen algo. No queremos actuar por nuestra cuenta pues estas cosas hay que coordinarlas para evitar entorpecer las tareas de limpieza o los trabajos de los buzos.