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julio 1, 2011

01 Julio 2011

BY: Carlos Minguell

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© OCEANA / Carlos Minguell

 

Comenzamos el mes de julio bien, es decir, buceando. El primero del día en la Ponta dos Caminhos, un nombre bastante original para esta zona, donde muchos accidentes geográficos tienen nombres de santos o vírgenes. Saltamos al agua junto al cantil rocoso, con la intención de recorrer varias cuevas y arcos que hay en la zona. Tras atravesar uno de ellos zarandeado por el mar de fondo, me queda claro que pocas fotos decentes voy a conseguir con semejante meneo, así que fotografío algunas anémonas joya y nos desplazamos hacia aguas más profundas alejándonos de la costa. A partir de -10m se está mejor y me entretengo con un simpático blenio que habita una vieja botella de vino (entre blenios, debe ser lo más parecido a un chalé en la sierra), algunos nudibránquios y una buena variedad de gorgonias. Hora de subir y navegar hasta Martinhal, un área protegida frente a la localidad de Sagres que incluye varios islotes muy próximos entre si.

Nuestra inmersión se desarrollará alrededor del más exterior de todos, la Pedra de Martinhal, y es sin duda la mejor inmersión que hemos hecho hasta ahora en el Algarve: Lo menos agradable al principio, con un tren de nasas calado en la parte más profunda (nos comentan nuestros guías que en esta zona pueden hacerlo, pese a la proximidad con los islotes), pero a partir de ahí multitud de gorgonias de diversos colores, briozoos (falso coral) y mayor abundancia de peces que en otras zonas. Vamos perdiendo profundidad mientras rodeamos la pared del roque y encontramos muchos nudibranquios y un curioso pulpo que no se asusta cuando le acerco mi cámara a menos de un palmo, probablemente porque ve su imagen reflejada en la cúpula de cristal. La inmersión termina en la pared a pocos metros de la superficie, maldiciendo el mar de fondo que no me permite fotografiar como quisiera a las innumerables anémonas joya que tapizan la roca. Aquí están limpias de sedimento, su tamaño es mayor que las vistas a más profundidad y muestran distintas combinaciones de vivísimos colores que me hacen pensar en lo acertado de su nombre; verdaderas joyas de mar.