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septiembre 2, 2011

Mercurio: sobre la contaminación en pescado y marisco y el derecho a la información de los consumidores

 

Contaminación por mercurio en el pescado, vertidos de residuos industriales, largas batallas legales para obtener acceso a la información pública oculta por el gobierno… Suena como la trama de una película, pero, por desgracia, es lo que ocurre en España y en el resto de la UE.

Hace varios años solicitamos al gobierno los resultados de un informe realizado por el Instituto Español de Oceanografía sobre los niveles de arsénico y metales en especies de peces y crustáceos de interés comercial. Después de una larga batalla legal el informe llegó a nuestras manos y se confirmaron nuestras sospechas. La contaminación es alta en algunas de las especies comercializadas en los mercados españoles. El 14 de abril, apenas un mes después de tener acceso al informe completo, el Instituto de Salud Carlos III publicó un estudio que muestra que los españoles tenemos mayores cantidades de mercurio en sangre que nuestros vecinos.

¿Cómo llega el mercurio a los alimentos y qué efectos tiene en nuestro organismo?

El mercurio procedente de fuentes industriales entra en la cadena alimentaria marina y se concentra principalmente en los grandes depredadores como, el tiburón o el pez espada, en la parte superior de la misma. Cuando comemos su carne el mercurio entra en nuestro organismo y puede afectar al sistema neurológico y causar efectos perjudiciales para la salud, tales como falta de coordinación, temblores, irritabilidad, pérdida de memoria, visión borrosa, dolores de cabeza y depresión. Por tanto, es necesario limitar el consumo de especies que contienen los más altos niveles de bioacumulación.

Lo que hacemos al respecto:

Hemos hecho un llamamiento para que las plantas de cloro con celdas de mercurio, la principal fuente de contaminación por mercurio en el mar, se adapten de inmediato a las mejores tecnologías disponibles (MTD). Lo más frustrante es que éstas existen, de hecho no hay ninguna razón para que estas plantas sigan utilizando tecnologías antiguas y contaminantes, y sin embargo, la UE ha ampliado el periodo de reconversión de estas plantas hasta 2020.

Además, insistimos en que comerciantes y grandes distribuidores de la UE, especialmente en los países que consumen pescado con niveles de mercurio más altos adviertan en su etiquetado a los consumidores de  los posibles efectos de esta contaminación.